19 de octubre de 2017

Fred Cabeza de Vaca





Borrador 1 
Volvemos a encontrar en Fred Cabeza de Vaca un recurso recurrente en la obra de Mora: el uso del discurso ajeno y acumulación de enunciados. En este caso se subraya más el hecho documental, que da sentido global a la obra, ya que la intencionalidad del propio artefacto (la novela) es la de ser una investigación llevada a cabo sobre el artista Fred Cabeza de Vaca. La cita o referencia de otros enunciados dentro de esta investigación, bien para afirmarlos, negarlos, matizarlos o dar un punto de vista sobre ellos, incluso las señales sobre las omisiones en ellos (las ausencias presentes) es una manipulación de dichos documentos, una subjetivación de la palabra ajena. De ese modo la investigadora filtra la valoración final, al transferir la realidad conocida y valorada en una unidad nueva. La investigadora es el contenedor y el contenido. Un juego que no se acaba dado que su propia identidad (cualquier identidad) adolece de sesgo. Hay una voluntad estilística para integrar las distintas formas en un discurso sin deriva, donde los diversos géneros (diarios, notas de prensa, emails…) conforman un enunciado en su significado más simple. Es decir, quizá lo menos interesante es ese nuevo sentido de una voluntad abarcadora de totalidad frente a la propia diversidad de os fragmentos como tales. La interacción viva entre los géneros discursivos presentes en los fragmentos del texto es lo que Batjin llamaría una dialogía, una manifestación de la otredad que Mora analizaba en el ensayo El Sujeto Boscoso.
Estos discursos, o fragmentos de discurso, son los instrumentos para entender la interacción social de los agentes representados, en este caso los agentes de poder relacionados con la cultura en las primeras décadas del siglo XXI.
Dado el control sobre el texto y las escasas fisuras poéticas, sería posible deducir que no parece importar tanto la literariedad como el funcionamiento del texto. La propia naturaleza de los enunciados es una pelea entre autor (enmascarado por la investigadora), héroe y lector. Se podría decir que, como novela, es una reproducción de las relaciones clásicas del género de la novela en el sentido histórico. Esa pelea además cambia de foco, en un cambio de constante entre microcosmos y macrocosmos.
Como señala Saussure, estos fragmentos o enunciados, y ello se recalca a menudo en el propio texto, son correas de transmisión entre la sociedad y su cultura.

Lo estilísitico, lo gramatical, la lengua, simplemente no es lo prioritario. Existe una intención pragmática de los fragmentos como superestructuras que ejecutan un hipercodificación. En este sentido, se agradece que la voz de cada enunciado no sea excesivamente marcada, como ocurría en Alba Cromm. El lector, en última instancia, completa el acto, aunque en una dirección encarrilada.

 
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